jueves, 11 de marzo de 2010

Imagínate un baúl que guarda emociones, sensaciones y varios "nosequé" que te embargaron alguna vez, cuando te enganchaba por la cintura y te cogía el estómago para arrastrar un cosquilleo hasta el pecho.
Míralo. Ahí está, como uno más, otro cualquiera. Con su misma forma, la misma madera, el mismo misterio y secretismo. Pero otra materia en su interior. Retales abstractos. Formas intangibles. Colores ultravioletas que se nos escapan. Ultrasonidos que nos cuentan su historia en silencio. Humos y vapores, que la escriben en nuestro tacto, con el frío o el calor, la humedad o la ausencia de ella. Si cerramos los ojos, podemos jugar a leerla así, a interpretarla. A darle un sentido, igual o distinto al que guarda. Eso nunca lo sabremos. O sí. Todo depende. Todo es relativo. Pero mientras piensas en todo eso, huele... embriaga tus pulmones de los cientos de olores que contiene ese baul. Olores dormidos, sedados, que se quedan hibernando dentro de él cuando los encierran y no intentan escapar por la ranura. Olores fieles, que violan al tiempo. Y siguen ahí. Detonantes de mil imágenes mentales. Casi puedo tocarlas. Podríamos irnos por una de las ramas de este árbol y contar la historia de cómo conviven los olores allí dentro, juntos y revueltos, pero sin mezclarse. Como en tan poco espacio, son capaces de no perder su esencia, de no coger el dulce de aquí, no impregnarse del rancio de allá, lo salado, lo tropical,... Como aprenden a amarse en los abrazos sin perderse para siempre, sin fundirse, manteniendo la identidad. Pero esa no es la cuestión, o al menos no hoy.
Un baúl. No recuerdo cuantas sensaciones conté para quedarme dormida. Y los déjà vu's reencarnados en situaciones que están por venir son la anilla que el paso del tiempo ciñéndose al momento repetido estira con su índice. La granada, representada en forma de baul, se queda libre de cerraduras. La llave está fuera. Está en tus manos o en las mías, eso da igual, porqué acabará en aire. Flotamos un tiempo, diremos, un momento, por su imprecisión... porque puede durar años o tan sólo segundos. La compresión de la adrenalina. Ver que la fuerza de la gravedad se ejerce y se hace respetar. La atracción fatal entre granada enbaulada camino al suelo. Y la ves, cayendo. La ves, pero no ves el suelo. Así que no sabes cuando caerá. A ti te cae encima la incertidumbre. Y mezclamos tiempos verbales con el tiempo que se enreda en el reloj. Los segundos se eternizan... y la eternidad se guarda en un minuto. Y entonces, pum. Toma de contacto. Y explosión. Las sensaciones salen, se evaden, te invaden. Te ves envuelta de gases y gasas, de sedas y balas. De idas y venidas. De sensaciones revueltas que vuelan ligeras justo en el aire que estoy a punto de respirar.
Siéntelo. Lo siento. Sensaciones que vivían atrapas en un baul escondido en la oscuridad del pasado, rayado sólo a veces por los rayos de luz del sol que se filtraba entre las rejas de mis ojos cuando los abría y permitía su intrusión. Ahora. La cinta rebobinada empieza a proyectarse, pero en mi reverso, por dentro. No se puede mirar con los ojos, esta va de otra cosa, otro género. Un híbrido de sentidos para conjugar su correcta visualización. Se me empañan los ojos de lluvia y tiño las lágrimas de colores.

5 comentarios:

CALLmeKAT dijo...

Hay sentimientos que siempre están ahí. Incluso aunque no tengamos cuerda a la que retar, como decías en tu comentario.

"Cuando la vida se detiene, se escribe lo pasado o lo imposible"

No recuerdo a quién estoy citando, pero la frase me viene de perlas en este momento.

CALLmeKAT dijo...

En lo que escribimos siempre hay un poco de lo que pasó, un poco de lo que pasa y un poco de lo que nos gustaría que pasase. Estos últimos hay que saber leerlos con unos ojos especiales, pero están.

Y sí, en eso somos unos valientes, unos cabezotas. Se nos da maravillosamente bien caminar a ciegas. Hasta que, por supuesto, la fuerza, la valentía y la cabezonería dé paso a la falta de esperanza.

Sólo hace falta tiempo...

CALLmeKAT dijo...

En realidad perdemos la capacidad de decidir al dar el primer paso. Ya estamos perdidos cuando la cosa no ha empezado pero DESEAMOS que empiece.

Si pudiésemos controlar a la perfección ciertos sentimientos, que al fin y al cabo es lo que tú propones, no seríamos humanos.

Supongo, por otro lado, que la inocencia que siempre queda es lo que te empuja. Siempre queda algo, siempre. Muy poca gente vive sin ella, muy poca gente.

CALLmeKAT dijo...

Si la esperanza existe, deja de existir la lógica. Los "Y si..." son eso, fe.

Tú misma dices que no podemos robotizar a la especie humana. La esperanza es un estado el ánimo, funcionamos así. En realidad tu pregunta estaría relacionada también con eliminar sentimientos y patrones de comportamiento completamente humanos.

En este caso la esperanza, como extensión, puede llevarte al masoquismo. Pero no más de lo que te puede llevar el amor, por ejemplo.

Mi respuesta a tu pregunta es que sencillamente funcionamos así.

Me gustará más o menos (mas bien menos) pero no podemos buscarle sentido. Sería lo mismo que intentar darle sentido a por qué estamos aquí.

Y ahora por curiosidad... me conoces de algo o eres una espontánea que gusta de conversaciones profundas? ;P

Anónimo dijo...

Buenísimo.... simplemente, me encanta.